Globalización. Esa palabra está presente en cada uno de nuestros pasos, persiguiéndonos en cada portada, en cada titular. Afecta a todo el mundo, desde Texas hasta Australia y desde Groenlandia al Río de la Plata. Marlboro en Pekín, Eristoff en Río de Janeiro, Cocaína en Sydney. Pero es sólo una globalización económica y comercial. El mundo se convierte así en algo más completo, exportando cada país lo mejor que tiene, y consiguiendo así que todas las ciudades del mundo reflejen las mismas tiendas, la misma moda, las mismas personas. Hasta una abuela se come un kebab, y luego es incapaz de asumir que su hija esté casada con un turco. ¿Por qué no se globaliza la coherencia? ¿Por qué amamos a Obama y nos cambiamos de vagón cuando entra un negro? Un marroquí puede comprar en Zara, pero le seguirán rodeando miles de fronteras. De que le vale escuchar a Beyonce o a Shakira si cuando las baila en una discoteca, a cada nota le rodean los prejuicios. No quiero poder elegir entre Big Mac o Whopper, solo quiero que se globalice la libertad, que se globalice la igualdad, que se globalicen las sonrisas.
Aunque me gusta esta entrada porque soy fan de tu vena polémica... me quedo con la /2/. Perfecta, de verdad. Eres un artista, señorito.
ResponderEliminarUn besín :)
PD: Soy Elena, por cierto, o Buh Ayqué Susto :D
Jajaja espero que seas asidua por aquí :)
ResponderEliminarPor lo menos que uno de los dos llegue a algo en nuestra carrera...o Coixet o Amenabar XD un beso y gracias por comentar!!