sábado, 2 de abril de 2011

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Cuando mejor se escribe, o se pinta, o se canta...es desde el odio, el inconformismo, la rabia, la violencia. En períodos de guerra. O cuando ésta acaba y los vencidos ocultan versos de esperanza entre los folletines. Y es que cuando el alma rota se despoja del cuerpo, afloran todas las pasiones. Las vivencias. La sangre. El olor a pólvora. Y, finalmente, todo lo perdido.

Solo ahí el arte consigue llegar a su punto álgido. Donde no importa lo estético o lo estilístico. Donde da igual verso alejandrino o puntillismo. Donde cada palabra es un puñal y cada pincelada una fosa común. Donde la siempre injusta muerte significa ansia por volver a luchar de nuevo. Esa pacífica lucha de todos los supervivientes, con su aguda vergüenza y sus cabezas llenas de pájaros, pájaros que nunca volverán a encontrar nidos que les acojan.

Hoy podemos decir gracias a todos esos artistas. Por sus noches pensando hasta dónde puede llegar la crueldad del hombre. Sus despertares con la esperanza de que lo que escriben o pintan sirva de inspiración para las generaciones venideras. Soñando que algún día algo empiece a cambiar. La pólvora ha vuelto a explotar. Prepárate, mundo.

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