sábado, 7 de mayo de 2011

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Cinturón. Retrovisores. Ventanilla. Arrancar. Punto Muerto. Empieza el viaje. En primera, dónde todo son tirones, acelerando a tope y pisando el embrague si te pasas, con la inseguridad de no saber si todo esto va a calarse en cualquier momento. Cambias a segunda y parece que todo se estabiliza un poco, pero llega también el aburrimiento, el sentir que todo va demasiado despacio, que ya tu sangre fluye lento, las primeras dudas. 

Tercera, esto empieza a coger algo de vida, algo de ritmo, la última noche hasta las sábanas pidieron un tiempo muerto, y ahora solo quieres más. Llegas a cuarta y empiezas a sentir la adrenalina, las respiraciones más sabrosas, el sudor más dulce, el mar que hay en su boca. Todo es perfecto, pero pasas a quinta, y sientes que vas demasiado deprisa, empiezas a vivir el miedo, deberia frenar un poco, necesito un tiempo. Pero el tiempo de frenado se acabó hace tiempo.Era inevitable, llega la marcha atrás y todo vuelve a empezar de nuevo. Ese mal viaje del que tanto hablan.

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