domingo, 20 de febrero de 2011

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Cada año mueren 35 millones de personas de hambre y desnutrición. Ellos no van a ocupar nunca una página de un periódico, pero tú tampoco. Posiblemente una persona de cada millón hace algo que alguien recordará en el futuro y mi objetivo es ser uno de ellos, hacer algo útil, algo que haga que en mi funeral no solo mi madre se ponga triste, que alguien que no me conozca derrame una lágrima por mi pérdida. 

Día a día veo gente que no tiene vida, gente cuyo evento anual más importante es acudir a alguna boda para poder comer langostinos congelados, gente que hojea el periódico en el metro solo para dar buena imagen o que acude a algún outletrtante anual masne vida, absorbidos por la rutina ponga triste, que alguien que no conozca derrame u para vestir de marca. Gente que no aporta nada, simples números en la población mundial, y además se creen con el derecho de mirar por encima del hombro a aquellos que no siguen los patrones de vida perfecta, esos que al menos han inventado una manera distinta de vivir, los que disfrutan del contorno de las baldosas y la perfección geométrica del Cumbre de Gredos.

Me niego a unirme a la masa, algo tengo que hacer para que se hable de mí después de mi funeral…aunque acabe asesinando gente vestido de Pato Donald. Quizás muera sin dignidad, pero no moriré mediocre.

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