jueves, 16 de diciembre de 2010

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Porque las sonrisas son menos sonrisas cuando estás lejos, las lágrimas no encuentran tus manos para secarlas y tu cara en mis sueños es cada vez más borrosa. Porque construías mis días destrozando mis miedos y reparando mis inseguridades. Porque cuando los días eran grises, eras el sol, y cuando las noches se hacían cortas, la luna. Mi calle te echa de menos, y mis sábanas, y las tostadas por la mañana, y el espejo del baño. Porque hacías girar mi mundo y lo parabas cuando me pasaba con el alcohol, aunque enseguida girara de nuevo con uno de tus besos. Olvidé el día en que te fuiste porque mi agenda se hundió en tinta negra, como tu recuerdo, y creí que lo había empezado a superar, pero aquí está tu esquela vigilándome desde esa mierda de página que jamás leo en los periódicos para devolverme a la cruda realidad. Me cago en tus padres por celebrar tu primer aniversario en la tumba, porque seguramente ellos hayan superado las ganas de escarbar la tierra para robar tu último suspiro.

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